¿Quién es el Gabriel Boric peruano?
No deja de sorprender que quienes por fuera de la izquierda peruana han lanzado encomios por doquier al joven presidente electo, de haber sido candidato en alguna contienda peruana, hubiesen cambiado esos ditirambos por pruebas ácidas y críticas mordaces.
Con el contundente discurso de victoria de Gabriel Boric, tras las elecciones presidenciales chilenas, ha regresado con fuerza el mantra de la derecha liberal peruana reclamando una izquierda “a la chilena”. Había pensado que, tras el estallido social en el país del sur, ese mantra había desaparecido porque, después de Piñera, la centroizquierda chilena es la que se había llevado la peor parte en el conflicto social. Me equivoqué. Hoy fue tendencia en twitter, además de “Chile”, el exlíder del Partido Morado, porque parece que para la masa tuitera morada, Gabriel Boric es el “Julio Guzmán chileno”.
No solo ha sido un desatino masivo a los que nos tiene acostumbrado esa red social, la misma congresista morada Susel Paredes ha transmitido en vivo desde Santiago saludando los resultados de los comicios chilenos. Se entiende que, desde la tienda morada, se realice una búsqueda exhaustiva de nuevos liderazgos para reemplazar el vacío dejado por el excandidato presidencial, pero de ahí a encontrar similitudes entre Boric y Guzmán solo puede haber un serio delirio provocado por alguna altísima fiebre.
Boric proviene del movimiento estudiantil de izquierdas, el mismo del cual surgieron liderazgos como los de las diputadas comunistas Camila Vallejo (con la que compitió por la presidencia de la FECh) o Karol Cariola o la otra gran figura del Frente Amplio, Giorgio Jackson. Milita en un partido que se define claramente como socialista y conformó un "frente de frentes" con el histórico Partido Comunista, tomando una gran distancia del centrismo de la antigua Concertación.
No deja de sorprender que quienes por fuera de la izquierda peruana han lanzado encomios por doquier al joven presidente electo, de haber sido candidato en alguna contienda peruana, hubiesen cambiado esos ditirambos por pruebas ácidas y críticas mordaces. Por ejemplo, cuando el Partido Comunista de Chile respaldó las recientes elecciones en Nicaragua y Venezuela, con toda seguridad le hubiesen exigido a Boric romper inmediatamente con el PC a punta de periodicazos y tuitazos. Le habrían exigido retractarse de su promesa de ponerle fin a las denuncias a los procesados por los disturbios del estallido social y el conflicto mapuche, lo habrían terruqueado hasta el cansancio por esto último. Además, habrían calificado de estupidez para abajo su propuesta económica de subir los impuestos hasta en un 8% del PBI y ni qué decir de su propuesta de acabar con las AFP y regresar al sistema público de pensiones. ¿Se imaginan un candidato en el Perú que prometiera indultar a los condenados por el aymarazo o las protestas en Tía María que, además, promete acabar con las AFP, subir impuestos y es aliado de un partido que reconoce a Maduro y Ortega? ¿Dónde ven a Guzmán ahí?
Es cierto que Boric fue más eficiente que Kast en morigerar algunas de sus posturas para ganarse el centro político, sin embargo, eso no cambia la esencia de lo que representa su victoria, que le ha puesto el fin a la larguísima transición postpinochetista, donde se turnaban el poder los dos centros políticos bajo las reglas legadas por el dictador. También ha sepultado a la ex Concertación que se construyó sobre la alianza entre la Democracia Cristiana y el Partido Socialista. El PS espera formar parte del gobierno, mientras que la DC ya anunció que será una oposición constructiva, pero oposición, al fin y al cabo.
Por cierto, si hubo algún Julio Guzmán en la campaña chilena, habría que ubicarlo entre Franco Parisi y Marco Enríquez – Ominami, aunque habría que quitarle el éxito electoral (también basada en mucho márketing) del primero y la solvencia y carisma del segundo.