Derecha 'Cheese tris'
Su obsesión es generar una vorágine vacadora donde los presidentes caigan como moscas y repetir ad infinitum las elecciones hasta que les ligue.
Esta semana, Alejandro Cavero, realizó dos actos de protesta que bosquejan muy bien a la derecha peruana: defender la ingesta de comida chatarra mientras defenestran otro gobierno. Para lo primero, se embutió una bolsita de Cheese Tris exigiendo libertad para envenenarse con grasas trans y para lo segundo asistió a un mitin convocado por el ultraderechista López Aliaga que culminó con una desaforada Patricia Chirinos enviando al carajo al presidente Castillo.
Queda claro que las derechas no tienen ningún proyecto de país y su actuación política se reduce al “dime de qué se trata para oponerme”. No a la Asamblea Constituyente, no a la segunda reforma agraria, no al comunismo, no al “fraude” electoral, no a la prohibición del Cheese Tris. La derecha peruana, bajo la consigna del “anticomunismo”, comparte escenario con colectivos de exmilitares de ultraderecha que piden a sus colegas en actividad derrocar al gobierno y prometen cuota de sangre en raleados mítines. Su actuar político se mueve entre el anticomunismo rabioso y la defensa a ultranza del modelo político y económico como si Dios se lo hubiesen entregado escrito en piedra a Moisés, de esto no pasan.
La miopía de la derecha peruana no les permite ver más allá de la vacancia. Su obsesión es generar una vorágine vacadora donde los presidentes caigan como moscas y repetir ad infinitum las elecciones hasta que por fin les ligue una y puedan ganar en segunda vuelta para variar. Se equivocan también si creen que están protegiendo la institución presidencial de malos gobernantes, todo lo contrario, cada vez que han destituido un presidente, creyendo que así tomaban el poder indirectamente, el tiró les salió por la culata. Después de la gestión Vizcarra y el desgobierno de Merino que catapultó a Sagasti, cualquiera creería que ya han entendido que no se puede conquistar el gobierno con correlaciones congresales hechas por debajo de la mesa, pero siguen bastos.
Es probable que mientras las derechas esperan algún reportaje con audios “nucleares” para tirarse abajo otro gobierno, se esté gestando inadvertidamente alguna candidatura radical y disruptiva en alguna izquierda fuera del mapa electoral vigente. No sería nada raro que, de tener elecciones adelantadas, irrumpa en la contienda un personaje que, como sucedió en Ecuador con Correa, prometa disolver el Congreso como primer acto de gobierno y se anime a no presentar candidatos a legisladores como muestra de su compromiso. El voto del sur y el centro difícilmente se moverá de su trinchera roja bien instalada en los últimos 15 años, la duda gira en torno a si, frente a un congreso de fuerte convicción vacadora, ahora prefieran elegir un caudillo dispuesto a darles el vuelto a quienes, con pocas convicciones democráticas, han adoptado la costumbre de anular las elecciones a posteriori vía vacancia presidencial.
Mientras Cavero devora sus últimos Cheese Tris, bien podría estar gestándose la candidatura de un Antauro 2.0 que pueda quitarle algo más que su “derecho” a llenarse el cuerpo con ese veneno llamado grasas trans.